UNA PEQUEÑA COMPARATIVA DE LOS GRANDES IMPERIOS DE LA HISTORIA

Uno de los rasgos más llamativos de la Historia es que cada época se ha caracterizado por el dominio de un imperio hegemónico: El Imperio Romano en la Edad Antigua, el Imperio Mongol en la Edad Media, el Imperio Español en la Edad Moderna y el Imperio Británico en la Edad Contemporánea. Sin embargo sólo los tres últimos tienen el honor de haber sido los imperios más grandes y poderosos de la Historia.

El Imperio Mongol tiene el privilegio de haber sido el mayor imperio por extensión geográfica abarcando aproximadamente unos 35,5 millones de km². El mayor logro de este imperio fue que durante algún tiempo llegó a controlar a la vez toda esa enorme extensión de terreno que englobaba desde Hungría en su extremo occidental hasta Corea en su extremo oriental. Esto suponía en la práctica el dominio casi total de Asia además del control de parte de Europa Oriental. El Imperio Mongol comienza en el año 1206 con la unificación de las tribus mongolas por parte de Gengis Kan y finaliza en el año 1368 con la caída de la dinastía Yuan en el kanato chino. Su periodo de máximo esplendor se inicia en el año 1220 con el traslado de su capital a Karakorum hasta la propia desaparición del imperio. Mientras que su hegemonía territorial empieza en el año 1229 con la coronación de Ogodei Kan y termina con la susodicha caída del Imperio Mongol.
 
Mapa diacrónico del Imperio Mongol
Mapa diacrónico del Imperio Mongol (1206 - 1368)
El Imperio Español alcanzó una extensión geográfica de alrededor de 20,5 millones de km² en su apogeo territorial en torno al año 1800. Sin embargo la suma de todos sus dominios a lo largo de su prolongada existencia hacen un total de aproximadamente 29 millones de km². El mayor mérito de nuestro imperio fue lograr ser el primer imperio global de la Historia al contar con posesiones en los cinco continentes. El Imperio Español comienza en el año 1492 con el descubrimiento de América y termina en el año 1898 con la derrota militar infligida por Estados Unidos. Nuestro imperio centró sus esfuerzos principalmente en América debido a que los Reyes Católicos financiaron la expedición marítima promovida por Cristóbal Colón que desembocó en el descubrimiento del Nuevo Mundo. Además el Imperio Español contaba con la legitimación de las Bulas Alejandrinas concedidas por el Papa Alejandro VI en 1493. Esta serie de documentos pontificios reconocían el derecho a tomar posesión de las nuevas tierras descubiertas y aquellas que se descubrieran con posterioridad. El periodo de máximo esplendor del Imperio Español se ubica entre el año 1580 con la proclamación de la Monarquía Hispánica y el año 1715 con la puesta en vigor del Tratado de Utrech. Mientras que su hegemonía territorial se extiende desde el año 1533 con la conquista del Imperio Inca hasta el año 1821 con la desaparición del Virreinato de Nueva España.
 
Mapa diacrónico del Imperio Español
Mapa diacrónico del Imperio Español (1492 - 1898)
El Imperio Británico llegó a tener una extensión geográfica cercana a los 31,5 millones de km² en su máximo auge territorial en el año 1919. No obstante la suma total de todas sus posesiones a lo largo de su existencia es aproximadamente de 34 millones de km². El mayor logro de este imperio fue expandir la influencia anglosajona que actualmente rige en buena parte del planeta. El Imperio Británico comienza en el año 1607 con la fundación de la colonia de Virginia y finaliza en el año 1968 con la independencia de Suazilandia. Su periodo de máximo esplendor se inicia en el año 1858 con la creación de Raj Británico en el subcontinente indio y termina en el año 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Mientras que su hegemonía territorial empieza en el año 1840 con la fundación de la colonia de Nueva Zelanda a través del Tratado de Waitangi y acaba en el año 1931 con el Estatuto de Westminster donde se establece un estatus de igualdad entre las colonias y la metrópolis británica.
 
Mapa diacrónico del Imperio Británico
Mapa diacrónico del Imperio Británico (1607 - 1968)
Tras este breve resumen de los tres mayores imperios de la Historia conviene analizar cuáles son las principales características que los diferencian. El Imperio Mongol no tuvo una gran repercusión cultural pese haber sido el imperio más extenso a nivel territorial debido a su relativa escasa duración de 162 años. Este hecho junto a la disparidad de religiones dentro de su territorio y una cultura mongola tan débil que incluso se vio diluida por la presión de los pueblos conquistados fueron los motivos fundamentales de su colapso.

Por el contrario el Imperio Español fue la potencia imperial más longeva con una duración de 406 años. La clave de su éxito fue considerar como parte integral del imperio a todos sus dominios independientemente del continente en el que se ubicaran. Esta concepción territorial llevó a la creación de los diferentes virreinatos que dispusieron de una gran estructura administrativa para consolidar la presencia española más allá de la península ibérica. Esto implicó además una gran inversión en infraestructuras y obras públicas donde destacaron especialmente hospitales, universidades y catedrales. Con el paso del tiempo se fue acumulando un vasto patrimonio arquitectónico y cultural que sigue presente en la actualidad como legado imborrable del Imperio Español. No obstante la característica que hizo único a nuestro imperio fue el mestizaje. Debido a la consideración de América como parte integral del Imperio Español se inició un proceso de alianzas matrimoniales con los pueblos amerindios que habían colaborado en la conquista del Imperio Azteca y del Imperio Inca. Este hecho marcó el principio de un mestizaje que fue aumentando con la progresiva evangelización de las diferentes comunidades amerindias que habitaban en el continente americano.

El Imperio Británico se distinguió fundamentalmente por ser un imperio de carácter comercial en donde la diplomacia jugaba un papel crucial. Los territorios británicos se organizaban principalmente a través de colonias lo que implicaba una escasa interacción con la población nativa de las regiones que estaban bajo su control. Incluso en ciertos casos se fomentó la aniquilación de la población local para evitar posibles conflictos e impedir su integración entre los colonos británicos (principalmente en América y Oceanía). Este tipo de estatus territorial conllevaba además que dichas regiones no se considerasen como parte propia del Reino Unido. La dicotomía entre la metrópolis y sus posesiones extraeuropeas se intensificó durante el siglo XIX con la aparición de los protectorados donde la relación con la población autóctona fue prácticamente nula. En este caso una pequeña delegación británica controlaba los asuntos de política exterior (especialmente relacionados con el comercio) excluyendo cualquier otro tipo de interacción con el protectorado debido a la ausencia de estructura administrativa.

En definitiva se puede afirmar que el Imperio Español y el Imperio Británico han sido las dos potencias imperiales más influyentes de la Historia. Tanto es así que en la actualidad el mundo está dividido fundamentalmente en dos bloques socioculturales que son diametralmente opuestos desde su misma concepción. El legado cultural del Imperio Británico sólo se ha conservado íntegramente en Irlanda y en aquellos países donde se produjo con antelación un exterminio casi total de la población nativa: Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Canadá (exceptuando la provincia de Quebec). Por tanto la mayoría de los territorios que conformaron el Imperio Británico no constituyen parte del mundo anglosajón. Esta delimitación es razonable excepto en el caso de las islas caribeñas donde se mantiene una cierta herencia anglosajona (reflejada esencialmente por el idioma). Sin embargo dentro del mundo anglosajón se excluye como parte del mismo a todo país cuya población no sea mayormente blanca.

Por el contrario la Hispanidad es mucho más amplia y diversa en todos los ámbitos desde su propia concepción con el nacimiento del Imperio Español. La esencia misma del mundo hispánico es el mestizaje que con el paso del tiempo ha propiciado la consolidación de la cultura hispana. La mezcolanza del mundo hispánico es lo que ha permitido que la mayoría de los territorios que formaron parte de la época imperial hayan conservado su identidad hispana gracias a la interacción de los pueblos primigenios con el Imperio Español. Además la prolongada duración de nuestro imperio ha contribuido enormemente en la creación de un bloque sociocultural muy sólido.

En conclusión el mundo hispánico difiere considerablemente del mundo anglosajón teniendo como prueba más evidente el continente americano en donde el mestizaje hispano contrasta con la homogeneidad anglosajona. Actualmente se tiene la impresión de que el mundo anglosajón ha ganado la batalla al mundo hispánico pero esta cuestión todavía no se ha dilucidado. Como prueba de la fortaleza de nuestra cultura cabe destacar que el español es la segunda lengua materna del mundo tras el chino mandarín. Además el número de hispanos en el mundo está creciendo exponencialmente debido a su gran natalidad en contraste con la fuerte crisis demográfica de los anglosajones. No obstante el principal campo de batalla en esta peculiar guerra entre culturas se ubica en Estados Unidos. El país anglosajón por antonomasia está experimentando un acelerado proceso de hispanización debido a la presión demográfica de Hispanoamérica. El transcurso de los acontecimientos está demostrando el triunfo del modelo imperial hispano basado en una total integración de todos sus territorios a través del mestizaje. Debido a ello se puede afirmar que la mayor virtud de la Hispanidad es su dinamismo para unificar a todos a través de una misma cultura. Me despido como siempre pidiendo que os suscribáis al blog y visitéis tanto el perfil de Twitter como el canal de Youtube de Hispanoesfera.

Postdata – A pesar de las fechas que determinan el final del Imperio Británico y el final del Imperio Español ambos países mantuvieron algunos territorios en su poder. Reino Unido conservó Baréin (1971), Granada (1974), Seychelles (1976), Dominica (1978), Santa Lucía (1979), San Vicente y las Granadinas (1979), Belice (1981), Antigua y Barbuda (1981), San Cristóbal y Nieves (1983) y Hong Kong (1997). Mientras que España conservó la Guinea Española (1968), el Gran Ifni (1969) y el Sáhara Español (1975). Sin embargo el Protectorado español de Marruecos (1912 - 1956) se excluye como parte del Imperio Español debido a que su instauración se produjo en el siglo XX.