Durante más de 1000 años la península ibérica se
rigió por un calendario propio conocido como la Era Hispánica. Esta forma de
medir el tiempo tuvo el mérito de coexistir con el calendario juliano imperante
en Europa hasta el punto de que fue uno de los pocos calendarios autóctonos que
sobrevivió a nivel europeo hasta finales de la Edad Media.
Se cree que el origen de este calendario
coincide con la pacificación definitiva de la provincia romana de Hispania.
Tras dicha pacificación el emperador romano César Augusto decreta la “Aera Hispanica” (impuestos sobre la
población no romana de Hispania) el 1 de enero del 38 a.C. Esta fecha es la que
señala el comienzo de un calendario que con el paso del tiempo se conocería
como Era Hispánica.
Sin embargo existen ciertas discrepancias sobre
que este hecho marcarse el principio de la Era Hispánica a pesar de no existir
ninguna alternativa sólida a la explicación del mismo. Entre las distintas
hipótesis que se barajan se considera que pudo ser el resultado de la
cristianización de algún calendario pagano o de un acto de rebeldía por parte
de la población hispanorromana frente a la invasión visigoda.
No obstante esta última hipótesis queda
descartada debido a que la primera mención expresa a la Era Hispánica aparece
en una inscripción cristiana del año 381 en la ciudad española de Mérida. Se
debe tener en cuenta que los dígitos que realmente aparecen en esta inscripción
datan el año 429 precedido de la expresión “era”
que se utilizaba como palabra clave para hacer referencia a la Era Hispánica.
El historiador hispanorromano Hidacio escribió la primera obra literaria que
hacía uso de este calendario. En su libro “Chronicon”
narra los acontecimientos sucedidos en Hispania entre los años 379 y 468
utilizando la Era Hispánica como referencia temporal para fechar dichos
acontecimientos.
Inscripción datada usando la Era Hispánica en Viveiro (España). En ella puede leerse "ERA MCCLV IN TEMPO RAF" que significa "Era 1255 en tiempo del rey Alfonso" |
A partir del año 516 las iglesias cristianas
ubicadas en Hispania comienzan a datar sus actas conciliares utilizando el
calendario hispánico. Sin embargo la consolidación definitiva de la Era
Hispánica no se produciría hasta principios del siglo VII con la publicación de
“Historia Gothorum” escrita por el
arzobispo Isidoro de Sevilla. Tras la invasión musulmana de la península ibérica, el calendario hispánico sirvió además como una herramienta de reafirmación de
la espiritualidad católica y romana de los diferentes reinos cristianos surgidos durante la
Reconquista.
Con la llegada de la Baja Edad Media comienza el
declive paulatino del uso de la Era Hispánica. El primer reino en dejar de
utilizar el calendario hispánico fue la Corona de Aragón en el año 1244 seguido
de la Corona de Castilla que abandonaría su uso en el año 1384. Finalmente en
el siglo XV se produce el abandono definitivo de la Era Hispánica debido a la
adopción del calendario juliano por parte del Reino de Portugal y del Reino de
Navarra. El último vestigio de la utilización del calendario hispánico fue un
documento portugués del año 1422.
Inscripción fundacional de la iglesia de San Juliano en el término municipal de Villablino (España) fechada con la Era Hispánica |
Es bastante probable que la aparición de la
primera referencia a la Era Hispánica expresara un sentimiento de conciencia
nacional de la población hispanorromana como respuesta a los diferentes pactos
del Imperio Romano con los pueblos extranjeros de origen germánico. Sin más que
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Postdata – Las fechas originales difieren de las aquí mostradas puesto que han sido convertidas al calendario gregoriano que utilizamos en la actualidad. Para obtener la datación original se deben sumar 38 años a las fechas expuestas.