GENÉTICA HISPANOEUROPEA (II): EXPANSIÓN POR AMÉRICA

En mi anterior entrada hablé sobre las raíces genéticas de la península ibérica, fruto del legado que dejaron los distintos pueblos que habitaron la región más occidental de Europa. Hoy explicaré en qué medida esta genética peninsular se ha trasladado a la población hispanoamericana, mostrando las diferentes variantes que existen en el continente americano.

Antes que nada, debo señalar el empeño de algunos sectores (gobiernos incluidos) en afianzar la doctrina de que todos los hispanoamericanos son mestizos cuando semejante afirmación es falsa. Ya mencioné anteriormente que existe una psicosis de lo “políticamente correcto” que provoca este tipo de absurdos. Es palpable la inquietud existente a la hora de hablar sobre cuestiones raciales hasta el punto de negar la diversidad racial de Hispanoamérica como si de algo malo se tratara. Esta forzada homogeneización ha traído consigo la invisibilización de determinados grupos raciales. Un ejemplo de este hecho es México, en donde el presidente Lázaro Cárdenas (1934 - 1940) llegó a afirmar que “todos los mexicanos somos mestizos”. Por desgracia esta percepción sigue vigente incluso dentro de la educación, provocando una clara negación de los criollos de aquel país. Debe quedar claro que Hispanoamérica es un subcontinente racialmente heterogéneo, aunque algunos países estén próximos a la homogeneidad racial de su población.

Una vez resuelto este aspecto, para comprender el alcance de la genética hispanoeuropea en América se debe dividir la emigración de españoles y portugueses en dos periodos claramente diferenciados (antes y después de la independencia de Hispanoamérica). Durante el periodo virreinal (1500 - 1850) se calcula que emigraron a América en torno a 700000 españoles y 725000 portugueses. Aunque puedan parecer unas cifras escasas, se deben contextualizar estos datos puesto que hasta la llegada de la Primera Revolución Industrial no se produjo el estallido demográfico de la Humanidad. De hecho se calcula que aproximadamente el 6% de los españoles y el 25% de los portugueses nacidos en la península ibérica antes de 1850 emigraron a América. Los españoles que llegaban al continente americano solían instalarse mayoritariamente en el Virreinato de Nueva España y en el Virreinato del Perú, mientras que los portugueses hacían lo propio en Brasil.

Tras la independencia hispanoamericana y debido al aumento de la población mundial, la emigración de personas de ambos países se incrementó de forma notoria. En el caso de España, se calcula que emigraron a Hispanoamérica unas 4,5 millones de personas entre 1850 y 1940. La mayoría de españoles se asentaron en Argentina (unas 2 millones de personas) y Brasil (unas 750000 personas). A partir de 1940, la emigración española se concentraría casi exclusivamente en Argentina con una cifra aproximada de 1,5 millones de personas hasta la actualidad. Respecto a Portugal, se calcula que unas 2,5 millones de personas han emigrado a Hispanoamérica desde 1850 hasta la actualidad. La práctica totalidad de los portugueses se instalaron en Brasil, siendo Venezuela su segundo destino.

Sumando ambos países y ambos periodos históricos, extraemos una cifra aproximada de 9,9 millones de personas que emigraron a Hispanoamérica desde el descubrimiento del continente americano por parte de Cristóbal Colón. Esto supone que aproximadamente el 19% de la población nacida en la península ibérica desde 1492 hasta la actualidad ha emigrado a Hispanoamérica, poniendo de manifiesto el constante flujo migratorio de españoles y portugueses hacia tierras americanas.

Composición racial hispanoamericana
Composición racial de Hispanoamérica a principios del siglo XXI
 (por desgracia castizos e indomestizos no son reconocidos)
Se calcula que en la actualidad residen en Hispanoamérica unos 9o millones de descendiente directos de españoles y unos 35 millones de descendientes directos de portugueses (sólo contando a aquellos que llegaron a partir de 1850). A estas cifras habría que sumar todos los descendientes directos anteriores a la independencia hispanoamericana. También se debería incluir a todos los descendientes indirectos surgidos del mestizaje: castizos, mestizos, indomestizos y mulatos. Por último habría que contar también con aquellos criollos que tiene una descendencia mixta con otros europeos. Por desgracia es imposible cuantificar hasta qué punto la genética hispanoeuropea está presente en la población de Hispanoamérica. Sin embargo se puede afirmar sin ningún género de dudas que es mayoritaria (de manera directa o indirecta) en todos los países a excepción de Guatemala y Bolivia.

A pesar de todas estas dificultades podemos sacar algunas conclusiones significativas. De los aproximadamente 583 millones de hispanoamericanos existentes en el año 2012, unos 125 millones son descendientes directos de españoles y portugueses llegados a partir de 1850. Eso supone que casi el 22% de la población total de Hispanoamérica desciende íntegramente de la península ibérica y que por tanto podemos atribuir la carga genética hispanoeuropea detallada en mi anterior entrada (que recomiendo leer si no lo habéis hecho pues complementa a ésta).

De igual modo debemos tener en cuenta que el 36% de la población total hispanoamericana es blanca. Restando el porcentaje anterior, da como resultado que en torno a un 14% de la población total de Hispanoamérica es criolla pero tiene un origen incierto. Podemos deducir que muchos de ellos tendrán antepasados directos de la península ibérica, además de aquellos que tengan antepasados indirectos debido a la mezcla con otros europeos. No me atrevo a hacer especulaciones al respecto pero invito a los lectores a que saquen sus propias conclusiones.

Además de los blancos, se debe resaltar que el 30% de la población total de Hispanoamérica es mestiza. Tampoco se puede olvidar que el 20% de la población total de este subcontinente es mulata. En ambos caso se puede llegar a afirmar que su aportación genética europea proviene mayormente de la península ibérica, ya que los demás europeos siempre han sido menos proclives al mestizaje de su descendencia.

Tras toda esta detallada recopilación de datos sobre corrientes migratorias y grupos raciales es el momento de extraer una conclusión final incuestionable: los hispanoamericanos descienden mayoritariamente de españoles y portugueses. Ya sea total o parcialmente, sus genes han sido heredados de sus ancestros peninsulares. A su vez, estos genes hispanoeuropeos provienen de otros linajes más antiguos que trajeron los pueblos que alguna vez habitaron la península ibérica. Todo ello determina el profundo carácter hispano de origen europeo que identifica a unas 635 millones de personas entre Hispanoamérica y Europa.

De este modo quiero poner en valor los lazos de sangre que compartimos la mayoría de las personas que conformamos la Hispanidad. Los hispanoamericanos no pueden permitirse el lujo de seguir rechazando sus raíces por más tiempo puesto que las consecuencias han sido nefastas. Hispanoesfera alega siempre por la idiosincrasia que tenemos en común. Pero si esto no fuera suficiente, apela también al raciocinio de los lazos de sangre como prueba inequívoca de que los hispanos debemos volver a estar unidos.

Como dije en mi anterior entrada, los humanos podemos renegar de nuestra cultura, nuestro idioma, nuestras costumbres o nuestra nacionalidad. Pero no podemos renegar de nuestros genes porque los lazos de sangre conforman la estructura primaria de las relaciones humanas hasta el punto de ser el origen de las diferentes civilizaciones en el mundo. Los hispanos formamos una nación, un pueblo, una civilización y no queremos ver como la mayor parte de Hispanoamérica se hunde en la miseria generada a raíz de una independencia fallida. El mundo ya es lo bastante duro como para no apoyarnos entre aquellos que compartimos un origen común. Debido a la globalización, en el futuro la humanidad se estructurará en grandes grupos socioculturales. Por ello los hispanos no podemos perder la gran oportunidad que nos brinda la historia para volver a estar unidos. Me despido como siempre pidiendo que os suscribáis al blog y visitéis tanto el perfil de Twitter como el canal de Youtube de Hispanoesfera.