En esta segunda parte sobre la reunificación
entre ambos países quiero comenzar resolviendo la incógnita de mi anterior
entrada. ¿Por qué resulta erróneo denominar este movimiento reunificador con el nombre de iberismo?
En principio se podría aceptar el término
Iberia puesto que la unión de España y Portugal equivale prácticamente a la
superficie de la península ibérica. Pero esta expresión sólo abarca las
connotaciones geográficas sin tener en cuenta las cuestiones identitarias y culturales. Por tanto
denominar a la unión de ambos países con ese nombre es cuanto menos inadecuado. Los argumentos para realizar tales afirmaciones están
recogidos en la entrada “El término correcto es Hispanoamérica”, la cual os
recomiendo leer si albergáis alguna duda respecto a esta cuestión. De forma
resumida y concisa se puede afirmar sin temor a equívocos que la palabra más adecuada y precisa
para designar la unión entre españoles y portugueses es Hispania.
José "Abate" Marchena fue el padre del iberismo. La primera mención de este concepto se recoge en su libro "l'Avis aux espagnols" |
Dejando atrás las suspicacias que puedan surgir
por el nombre de dicha unión, es imprescindible saber cómo surgió esta corriente intelectual y
política. La primera persona que propugnó la reunificación de ambos países fue
el polifacético José “Abate” Marchena a finales del siglo XVIII. No obstante fue
durante el siglo XIX cuando este movimiento se consolidó y obtuvo el mayor apoyo
(excepto en la actualidad donde ha vuelto a resurgir con gran fuerza). Se
dividió principalmente en dos sectores: liberales y republicanos. Los liberales
españoles y portugueses defendían una reunificación en torno a la unión
dinástica entre ambas coronas proponiendo distintos pretendientes al trono.
Quienes apoyaban esta opción eran burgueses, monárquicos y capitalistas en
general. A su vez los republicanos de ambos países apoyaban un estado federal
(evidentemente republicano) sin alcanzar un consenso sobre la organización
territorial. Gozaban del apoyo de las clases desfavorecidas y de la nueva sociedad urbanita. Un ejemplo representativo del apoyo que entonces tenía la idea de la reunificación es el escritor portugués Almeida Garret (1799 - 1854) que escribió: “Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica”
Durante el transcurso del Sexenio Revolucionario
(1868 - 1874) es cuando hubo más posibilidades de producirse la tan ansiada
reunificación bajo la visión republicana. Pero la inestabilidad de los
sucesivos gobiernos (envueltos en graves disturbios por toda España) hizo imposible materializar esta opción. La Restauración borbónica y la férrea
oposición de Gran Bretaña y Francia a una península reunificada supusieron el fin
de las aspiraciones unionistas, condenando prácticamente al olvido esta
posibilidad hasta la llegada del nuevo milenio. Durante buena parte del siglo
XX la idea de la reunificación estuvo relegada a movimientos anarquistas y grupos
de izquierdas que proponían un estado socialista. Cabe señalar que en España
algunos movimientos separatistas apoyan el iberismo como medio para lograr
sus metas secesionistas en base a ser reconocidos como un estado propio dentro de una federación o confederación ibérica. Sobra decir que esta acepción del iberismo
está deliberadamente tergiversada, puesto que éste es un movimiento integrador que considera que España y Portugal conforman la misma nación y por tanto aspira unir a ambos en un único estado.
El resurgimiento de esta corriente unionista
data de finales del siglo XX con la restauración de la democracia tanto en
Portugal (1975) como en España (1978) y el ingreso conjunto de ambos países en
la Unión Europea (UE) en 1986. Desde ese año la frontera de 1204 km que
compartimos españoles y portugueses ha quedado inservible debido al flujo
constante de personas que cruzan a ambos lados de la misma todos los días. En
la actualidad el 62% de los españoles y el 86% de los portugueses han estado al
menos una vez en el país vecino. Esta relación tan estrecha entre los
ciudadanos de ambos países es una de la causas por la cuales ha resurgido la
idea de la reunificación.
Otro de los motivos es nuestra mentalidad y
nuestra cultura, tan similares entre sí. El mayor inconveniente en este aspecto
es evidentemente el idioma. Por suerte la similitud léxica entre el español y
el portugués es del 89%, aunque su inteligibilidad mutua es asimétrica. Esto
significa que un hablante portugués entiende perfectamente el español, sin
embargo para un hablante español es casi totalmente ininteligible el portugués
debido a las grandes diferencias fonéticas y fonológicas respecto a su lengua
materna. Por tanto, para resolver el dilema lingüístico se debería aceptar el
español como lengua oficial en toda la península ibérica. No puedo negar que como español quizás
carezca de una imparcialidad total, pero en este caso elegir el idioma español
como lengua oficial de Hispania está respaldado por cuestiones prácticas en
base a lo ya explicado.
Bandera de Hispania diseñada por Cabeleira Santoro |
Una tercera razón de este progresivo avance
unionista está motivada por la crisis económica (que realmente es un golpe de
estado financiero global) que nos asola desde finales de 2007. En abril
de 2011, Portugal entró en quiebra debido al alto interés que tenía que
pagar por su deuda pública y tuvo que ser rescatada por la UE. Existe la
opinión entre algunos portugueses de que este terrible suceso no hubiera
ocurrido si Portugal y España fueran un mismo país, por aquello de que la unión
hace la fuerza. En mi opinión una reunificación entre ambos países no puede
estar motivada solamente por intereses económicos porque estaría condenada
irremediablemente al fracaso, puesto que la economía nunca ha unido al conjunto
de una sociedad. Un claro ejemplo de ello lo estamos viviendo aquí, donde los
europeos hemos podido comprobar cómo los países que conforman la UE se han
alejado entre sí en una especie de sálvese quien pueda en cuanto la situación
se ha complicado en exceso. Tal circunstancia ha puesto en duda la utilidad de
la Unión Europa e incluso se cuestiona su propia existencia. Esto se debe a que
la UE siempre ha sido concebida como una unión económica, donde su mayor éxito
colectivo es la moneda común (el euro) en vez de una sociedad cohesionada y
solidaria. Este desapego no debería extrañar a nadie puesto que la Unión Europea reniega de la moralidad cristiana, el derecho romano y la filosofía griega que son las bases de la identidad europea y mientras se mantenga así, todo intento de unión entre países europeos seguirá estando abocado al fracaso.
Bandera alternativa de Hispania diseñada por Cabeleira Santoro |
Tras este pequeño inciso cabe preguntarse cuál
es el apoyo real de este movimiento reunificador. Actualmente el 39,8% de los
españoles y el 46,1% de los portugueses son partidarios de la reunificación peninsular. Estas cifras son muy esperanzadoras teniendo en cuenta que
en 2009 sólo el 30,3% de los españoles y el 39,9% de los portugueses eran
favorables a la reunificación. Este crecimiento se debe en gran parte a la
mencionada crisis económica, que está castigando con gran fuerza a ambos
países. Otro dato significativo es que el 75% de los españoles y el 92% de los
portugueses han mantenido algún tipo de interrelación con sus vecinos por
motivos laborales, académicos o turísticos.
Bajo mi punto de vista se debe aprovechar este
auge unionista que actualmente existe en ambos países para consolidar las bases
de una futura Hispania. Opino que el deporte es una excelente forma de
concienciar a españoles y portugueses sobre las bondades de una reunificación.
Hago esta mención expresa porque últimamente ha surgido la idea de unificar la
liga española y portuguesa de fútbol. Unir ambas competiciones daría como
resultado una liga mucho más competitiva donde grandes equipos portugueses
(como Benfica y Oporto) jugarían contra grandes equipos españoles (como Real
Madrid y Barcelona) sumando así palmarés, historia y jugadores en la que sería
la mejor liga del mundo sin lugar a dudas. Este un ejemplo muy representativo
de lo que sucedería si ambos países se unieran a nivel estatal: mayor
fortaleza, mayor competitividad y mayor presencia internacional.
Siguiendo esta idea debemos analizar
detenidamente los datos resultantes de una reunificación entre España y
Portugal. Para empezar daría como resultado el segundo país más grande de la
Unión Europea tras Francia. Seríamos el cuarto país más grande del continente
europeo con un total de 598889 km² (solo superado por Rusia, Francia y
Ucrania). Supondría ser el quinto país más poblado de la UE con algo más de 58
millones de habitantes. Aunque España ya ocupa esta posición, la reunificación
supondría equipararnos a Francia, Italia y Reino unido logrando una mayor
representatividad en el parlamento europeo con 78 escaños. En la actualidad
España tiene 54 escaños mientras que Portugal solamente tiene 24 escaños. La
conclusión que podemos extraer de estos datos es que una reunificación traería
consigo enormes ventajas para ambos países.
Respecto a la cuestión de qué tipo de organización territorial sería la más adecuada para Hispania, resulta evidente que si se aspira a una verdadera unión habría que abandonar la presunta dicotomía (inexistente) entre España y Portugal para abordar dicha unión como un todo. Esto supondría crear un único estado ya que una federación conformada por dos estados representaría precisamente la división que el iberismo quiere dejar atrás. En cuanto al tema de cuál debería ser la
capital de Hispania, por ubicación geográfica lo más adecuado sería
escoger la ciudad de Madrid puesto que se encuentra en el centro de la península
ibérica.
Bandera iberista propuesta por Sinibaldo de Mas y Sanz en 1854 |
Para concluir esta entrada es necesario hacer
una referencia a la simbología, como corresponde a toda nación que se precie.
La bandera oficiosa del iberismo fue creada por el escritor y diplomático
español Sinibaldo de Mas y Sanz en el año 1854. Está basada en la combinación
de los colores de la bandera española (rojo y amarillo) y de la bandera
portuguesa utilizada entre 1830 y 1910 (blanco y azul). Rechazo totalmente esta
bandera por su nula simbología, por su escasa representatividad y por su diseño
estéticamente cuestionable. Debido a esto he decidido diseñar un par de banderas de
Hispania que confío en que sean del agrado tanto de
españoles como de portugueses. En mi próxima entrada explicaré el diseño de estos dos emblemas y además añadiré algunos vídeos bastante interesantes sobre la reunificación de España y Portugal. Sólo me queda pediros una vez más que os suscribáis al blog y visitéis tanto el perfil de Twitter como el canal de Youtube de Hispanoesfera. ¡Muchas gracias por vuestro apoyo!
Postdata – Los datos estadísticos aquí mostrados
han sido extraídos de la encuesta anual (año 2011) realizada por la Universidad
de Salamanca en colaboración con el Centro de Investigação e Estudos de
Sociologia de Lisboa.