Hoy quiero hablaros sobre un tema de vital
importancia para la reunificación hispánica y que como español me afecta
directamente. Me refiero a la erróneamente llamada Federación Ibérica (Iberia)
y su corriente intelectual conocida con el nombre de iberismo (que también
incluye a Andorra).
Siempre que hago alguna referencia sobre la
reconciliación entre hispanos tengo presente que el primer paso se debe dar
aquí con la reunificación de los únicos países hispanos que existen en Europa.
Nuestra cultura surgió en el Viejo Continente y se difundió por todo el mundo
aunque muy especialmente en América. Por tanto al hablar de una verdadera unión
entre hispanos creo que es indispensable que los portugueses y los españoles
demos ejemplo eliminando de una vez por todas la obsoleta frontera que nos
divide desde hace más de 300 años. La idea de una reunificación entre España y
Portugal no es nueva, por eso hay que remontarse al pasado para poder comprender
como esta idea ha ido madurando con el paso del tiempo ya que la historia de
ambos países han estado ligadas durante más de 1400 años.
División provincial de Hispania realizada en torno al año 300 |
España y Portugal estuvieron unidas política,
social y culturalmente desde la fundación de la provincia romana de Hispania en
el 197 a.C. Esta fecha es considerada el año del nacimiento de facto de ambos
países puesto que Hispania englobaría por primera vez un concepto identitario
y cultural común para toda la península ibérica. No obstante hasta el 27 a.C no
se hizo efectiva la conquista de toda la superficie peninsular por parte de los
romanos, fijándose así la frontera definitiva de Hispania (la cual apenas ha
variado desde entonces).
El 4 de septiembre del 476 es la fecha que marca
el final del Imperio Romano. Desde aquel momento la provincia de Hispania
pasaría a ser una nación independiente gobernada por los visigodos, pueblo germánico que migró durante varios siglos partiendo desde Europa Oriental.
Los visigodos eran el mayor pueblo federado del Imperio Romano tras el tratado alcanzado en el año 418 entre el rey Walia y el emperador occidental Honorio, donde asumieron el control directo de la Aquitania Secunda (una subdivisión en el sur de la provincia romana de Galia) y recibieron 600 modios de trigo. A cambio los visigodos debían entregar a Gala Placidia (la hermana del emperador que había sido secuestrada) y expulsar a todos los pueblos bárbaros que habían invadido la provincia de Hispania en el 409. De esta manera se reactivaban las relaciones diplomáticas (rotas desde el año 395) que se habían iniciado con el primer tratado que había convertido a los visigodos en un pueblo federado del Imperio Romano en el 382. Sin embargo la lealtad de los sucesivos monarcas visigodos a la autoridad romana siempre fue escasa y establecieron un reino autónomo con capital en Tolosa (actual Toulouse) que se fue expandiendo progresivamente hacia Hispania.
Spania visigoda en el año 700 con sus respectivas divisiones provinciales |
Tras la caída del Imperio Romano, los visigodos tuvieron que pasar por diferentes vicisitudes para poder consolidarse como una nación independiente. La primera de ellas fue la pérdida de
todos los territorios al norte de la cordillera de los Pirineos en favor de los francos (excepto la región de Septimania) en el año 507. Este hecho supuso el fin del Reino de Tolosa (surgido dentro de las fronteras romanas) y el comienzo
del Reino de Toledo (creado de forma independiente) aunque no fuera hasta el 554 cuando se declaró a dicha ciudad como
capital del reino visigodo. Tras la creación del Reino de Toledo se inicia un proceso que busca lograr la reunificación de la antigua provincia de Hispania. En el año 585 consiguen derrotar a los suevos que reinaban en el noroeste peninsular.
Finalmente los visigodos alcanzan su objetivo en el 624, cuando expulsan a los bizantinos de una
pequeña parte del sur peninsular que habían bautizado con el nombre de Spania. Tras conseguir la
unidad territorial el término Spania iría imponiéndose paulatinamente durante
el transcurso del siglo VII.
Al-Ándalus musulmán sobre el año 750. Al norte se ubica el Reino de Asturias, el baluarte de la resistencia cristiana |
La unidad entre España y Portugal (Hispania o
Spania) seguiría intacta a pesar de la invasión musulmana en el año 711. Los árabes
llamaron Al-Ándalus a la región que abarcaba toda la península ibérica sometida
al dominio musulmán, excepto una pequeña parte de la cordillera cantábrica que
era el foco de la resistencia cristiana gracias al Reino de Asturias. Éste fue
creado en el 718 con la proclamación de Don Pelayo como príncipe de los
astures, suponiendo el final de la expansión musulmana (cuya presencia en la
península ibérica se prolongaría durante más de 700 años).
Península ibérica sobre el año 1100. Al oeste se observan los límites del Condado Portucalense dentro de los dominios del Reino de León |
Del legendario Reino de Asturias (germen definitivo de las actuales España y Portugal) surgiría el Reino de León, una vez
consolidado el proceso de reconquista contra los musulmanes. Entre las
diferentes divisiones del Reino de León se encontraba el Condado de Portucale
(868 - 1071), con capital en la ciudad del mismo nombre (actualmente Oporto).
Tras su disolución surgió el Condado Portucalense, que fue el predecesor
directo de Portugal. Este nuevo condado abarcaba prácticamente los mismos
territorios que su antecesor. Tras una serie de disputas e intrigas sucesorias
entre los distintos miembros de la realeza hispana que aspiraban a conseguir el
máximo poder nacería el Reino de Portugal. La fecha exacta de su fundación fue
el 5 de octubre de 1143, con la firma del tratado de Zamora. En este tratado se
reconoce a Alfonso Enríquez como soberano independiente por parte del Reino de
León, el cual se coronaría como rey de Portugal con el nombre de Alfonso I “El
Conquistador”.
Península ibérica en el año 1157. Se aprecia como Portugal ya es un reino independiente |
Como hecho transcendente cabe destacar que a
finales del siglo XII ya se designaba a toda la península ibérica con el nombre
de España (incluyendo tanto los territorios cristianos como los musulmanes).
Así es como se empezaría a hablar de los cinco reinos de España: León,
Portugal, Castilla, Navarra y Aragón. Este dato resulta muy significativo
puesto que durante mucho tiempo se designó con el nombre de España a todos los
territorios peninsulares cristianos incluyendo el Reino de Portugal. Tanto es
así que a finales del siglo XV, el rey portugués Juan II criticó duramente el
hecho de que se estuviera implementando la costumbre de calificar a los Reyes
Católicos como reyes de España. Su sucesor en el trono (Manuel I) incluso llegó
a hacer una protesta oficial a Fernando “El Católico” por considerarse rey de
España en un acto público en el año 1514. Otro ejemplo lo tenemos en la frase
del escritor portugués Luis de Camões (1524 - 1580) donde dice “hablad de
castellanos y portugueses, porque españoles somos todos”.
No obstante la ruptura entre ambos se prolongó
hasta el 15 de abril de 1581, cuando Felipe II de España fue reconocido como
heredero de la corona de Portugal. Tras la muerte sin descendencia del rey
Sebastián I de Portugal en 1578 (que era sobrino de Felipe II), hubo una
serie de batallas emprendidas por los aspirantes al trono. Finalmente el
monarca español venció a sus rivales y se coronó rey de Portugal con la
legitimidad que le otorgaba ser el nieto materno del anterior rey portugués
Manuel I. La unión de ambos países durante el reinado de Felipe II (que
proseguiría con los reinados de Felipe III y Felipe IV) fue conocida con el
nombre de Monarquía Hispánica, creándose así el primer imperio global de la
Historia al poseer territorios en los cinco continentes. Este hecho fue tan
importante para la época que se llegaba a afirmar con orgullo que en el imperio
de Felipe II nunca se ponía el Sol en base a que siempre en algún lugar del
mismo era de día.
Monarquía Hispánica en torno al año 1640. En rojo las posesiones españolas y en azul las posesiones portuguesas |
Esta unión dinástica se vio truncada en 1640
con el comienzo del alzamiento portugués contra Felipe IV, fomentada
especialmente por la influencia francesa a cargo del Cardenal Richelieu. Éste
pretendía debilitar a España provocando la división entre españoles y
portugueses para que así Francia tuviera más posibilidades de ganar la guerra
que disputaba por aquel entonces contra España bajo el contexto de la Guerra de
los Treinta Años. En 1668 se pone fin a la Monarquía Hispánica con el Tratado
de Lisboa, en el cual España reconocía la independencia de Portugal. Por tanto aquella fue la última vez que España y Portugal estuvieron unidas oficialmente bajo una
misma bandera y escudo. Sin embargo la monarquía portuguesa
seguiría considerándose española hasta el Tratado de Utrecht en el año 1715.
Escudo de armas de Felipe II, que incluye el escudo de Portugal. Fue el último símbolo común de ambos países junto con la Cruz de Borgoña |
Tras analizar la historia común de ambos países
es fácil comprender por qué actualmente la idea de una reunificación entre
España y Portugal sigue vigente y ganando mucha fuerza en la última década.
Solamente existe una nación hispana en Europa, que se encuentra dividida en dos
países por el ansia de poder de los monarcas peninsulares de la Edad Media. Por ello hoy en día no resulta justificable la existencia de una frontera que nos separe.
Estar divididos nos debilita tanto a nivel europeo como mundial. También
estamos dando un nefasto ejemplo a Hispanoamérica al demostrar que no somos capaces
de estar unidos a pesar de nuestra historia y cultura común, fomentando así de
manera indirecta el independentismo regionalista que asola a España al no estar
unificado un territorio relativamente pequeño como es la península ibérica. La
reunificación seria la forma ideal de reivindicar nuestra cultura y nuestras
grandes aportaciones a la Humanidad. También pondría fin a los separatistas que
afloran cada vez con más radicalidad en España e incluso en Portugal. Así mismo sentaría las bases para una futura Federación Hispánica
entre Europa y América.
En mi próxima entrada hablaré sobre la reunificación entre España y Portugal desde un punto de vista más actual, centrándome en los aspectos más relevantes que implicaría un proceso de tal magnitud. Por último y como siempre os invito a suscribiros al blog y visitar tanto el perfil de Twitter como el canal de Youtube de Hispanoesfera. ¡Hasta la próxima!